FUNDAMENTACIÓN ESPIRITUAL: ESPIRITUALIDAD DE COMUNION
Por espiritualidad entendemos el modo de ser, pensar y actuar característico de una persona o grupo que está viviendo alguna experiencia de comunión consigo, con los demás, con la naturaleza y con Dios. El modo de ser, pensar y actuar refiere a los principios, las convicciones, los valores, las razones íntimas por las cuales se es así, se vive así, se actúa así y se tiene como el fin o la razón última de una persona o grupo. La espiritualidad mirada como la manera de ser de una persona o grupo, es esa vida interior que le abre perspectivas trascendentes, lo diferencia del común de personas y grupos, que lo saca de la dispersión y lo lleva a la unidad, y que le confiere características permanentes, perceptibles y evaluables. La espiritualidad mirada como la manera de pensar de una persona o grupo es esa iluminación de su mente que lo lleva a ver y proyectar la realidad desde un ángulo trascendente, desde el querer mismo de Dios leído en la realidad. La espiritualidad mirada como la manera de actuar es esa fuerza que permite la coherencia entre el principio o valor, la vivencia y, la actuación; entre mente, corazón y manos. La espiritualidad implica o abarca todas las facultades humanas: intelectivas, volitivas y operativas. La espiritualidad confiere a la persona o grupo: unidad y coherencia entre el saber, el querer y, el hacer. Toda la vida y todo en la vida de una persona o grupo es expresión, signo y realización de una espiritualidad. La espiritualidad implica toda la vida en cuanto guiada por un “Espíritu”. Así pues, orar, descansar, trabajar, estudiar, jugar, divertirse, dialogar implica una espiritualidad. La espiritualidad nos remite a un estilo o forma de vivir, a una manera de ser. La Comunidad o Familia Educativa Seminarista busca ser Escuela y Casa de Comunión, porque la comunión como principio o valor de vida se enseña o se aprende en una comunidad que sea y actúe en comunión. La espiritualidad de Comunión, no se refiere a un espiritualismo ni a un tipo de devoción o piedad. Se refiere a un “espíritu” de comunión que acompaña siempre las relaciones de las personas consigo mismas, con los demás, con la naturaleza y con Dios. Esta espiritualidad de comunión se alimenta y fortalece con la celebración y vivencia del sacramento de la Eucaristía y con el estudio de las Sagradas Escrituras. Desde la espiritualidad de comunión se busca que los estudiantes en cuanto personas humanas sean cada día “más humanas” y al misma tiempo desde su espíritu de comunión sean “más comunitarios”, más solidarios, más serviciales, más respetuosos y acogedores a pesar de las diferencias de los otros, en fin se busca que sean mejores ciudadanos. Desde la espiritualidad de Comunión se concreta la vivencia de los principios y valores institucionales como el respeto a la igual dignidad de toda persona humana que pertenece a esta comunidad educativa por encima de las diferencias raciales, económicas, religiosas, políticas entre otras; desde el espíritu de comunión el respeto de la igual dignidad impide fomentar relaciones de superioridad e inferioridad, ni de más necesarios y menos necesarios, sino que se fomenta relaciones de complementariedad y de servicio mutuo. La espiritualidad de comunión da un alma a la estructura organizacional de la institución, con una llamada permanente a todos sus miembros a la confianza y apertura a su singular dignidad. Desde la espiritualidad de comunión se procura el respeto a la libertad y autonomía de toda persona y se fortalece la fraternidad desde los valores de la solidaridad, la justicia y la tolerancia. La espiritualidad de comunión busca la verdad, entendida como coherencia entre lo que se piensa, se quiere y se hace como persona o grupo evitando todo tipo de incoherencia y engaño. La espiritualidad de comunión es como el alma misma de una auténtica formación en ciudadanía.